Desármalo

La cama se desarma entre las sabanas y esconde pies que no caben en mis alas.
Uy, un cadaver exquisito.

Yo creo en la ley de mi indiferencia, rozo mis piernas con la comunión insignificante del respeto humano, y me carga latín.
Pensabamos que las universidades podrían desnutrir nuestra insignificancia comunicacional y enseñarnos a tejer a las mujeres, pero no, me encontré con evángelicos y criterios descoloridos que no me hacían pensar de forma crítica, ni sentir con orgullo los lentes en mis pómulos, me hacían analizar.

Y psicoanalizar es como mentir pero mas musical, y en ese intercambio me pareció que podía andar en bicicleta para siempre, y se necesita ese desorden.
Yo lo llamo problema mágico comunicacionel de primera entre montones de juguetes en una de mis navidades pasadas.

Ya no me dan miedo los payasos.

Entre humo en tu Valparaíso

Y en las playas afrodisíacas las ostras se muerden la lengua,
las algas atrapan las botellas de cerveza, y el congreso no celebra.

Ahora que empieza un verano en la capa de ozono,
las putas preparan sus redes,
salen a mariscar.

Entre las olas,
entre la arena que quema se esconden sirenas que se camuflan con lobos,
los lobos son cafés, y parecen mezclar en sus gritos cíclicos, lo que no encontramos en las siluetas y pelos teñidos.

Los mariscos se bañan en chocolate, y los intelectuales los confunden con postres.
Con pimienta aliñan los helados, los enfrían en la cabezas de las mariscadoras,
y se alimentan,
tragando sal y arena.

Los genios se van con su sexo,
se quedan con las ninfas de pelo lacio,
no les importa conversar más,
en sus pechos descanzan,
no sé si tendrán paz.