Tu cadaver era exquisito

Te sacan sangre y cagai,
y ese hambre que deja, no se alimenta con música en formato mp3,
esos brazos que refuerzan, son como espinas que se clavan, -de ahí lo de la sangre-.

En esos momentos de muerto por fin te conozco,
porque como pocos, me das la espalda frente a frente,
me amarras con el fin; complejo, vestido siempre de negro.

Como anestesia te lamería las caderas,
te besaría los pechos,
te sentiría cuando entro.
Para dejarte:
Débil, comiéndote las uñas,
loca, escribiendo sin comas,
con calma atravesando el vaivén.

Así se que estamos acá.
Así puedo dejar de ver películas.
Así te dejo entrar.

Y el suelo como suelo del cielo nos abraza, se derrite en puntitos como sudor.